
Este post tiene el propósito de compartir mis últimas experiencias interpretando partituras gráficas. En Six Ensemble llevamos unos meses experimentando con esta vía de creación, gracias a la curiosidad que nos caracteriza y al trabajo prolífico de José Guillén en la producción de estos materiales.
La razón que nos motivó a profundizar en este campo fue dar sentido a una paradoja: cuando usábamos partituras gráficas para la práctica de la composición instantánea, nuestra capacidad de asumir riesgos era mayor; es decir, estando condicionado por unas pautas externas, la libertad de cada improvisador se ensanchaba sin que la escucha del discurso colectivo quedara mermada. Nos pareció una buena línea de experimentación.
Buena parte de los últimos discos de Six Ensemble han incluido una selección de piezas grabadas con partituras gráficas, combinadas con otras grabaciones sin premisas previas. Lo que fuimos percibiendo fue cómo se iban homogeneizando ambas formas de expresión, de manera que sin partituras gráficas éramos cada vez más audaces y más coherentes con la construcción del discurso en tiempo real. En otras palabras, encontramos una vía alternativa para mejorar como improvisadores.
En cuanto a los dos discos reseñados en esta web, es necesario aclarar que son trabajos grabados en estudio y en diferido. Este aspecto aporta matices al enfoque de las partituras gráficas. Siendo la propuesta plástica el punto de partida común para José y para mí, uno grabó todo su material pero fue dejando, de alguna manera, los espacios necesarios para que fueran completados por el otro. Mi querido colega Zebenzui González-Six Ensemble y Talea-diría que es como practicar la Danza Contact, pero de una forma muy particular: uno se mueve con las sugerencias de la partitura, imaginando que está fluyendo con una pareja, que le sigue y le conduce, pero es en realidad una sombra: se va a acoplar a esa danza varios días después. En contraste con el comienzo del juego, el cierre de la pieza tiene otro grado de dificultad porque supone la práctica de libertad artística entre dos condicionantes, la grabación de arranque y la partitura.
Finalmente, cabe añadir que la mano que diseña las partituras gráficas debe trascender la expresión plástica hacia el pensamiento musical, haciendo que formas, colores y composición sean inspiradores para el músico. En este caso, gozamos de la complicidad de José Guillén, un improvisador experimentado.
La influencia del compositor sobre la interpretación abarca desde el control total hasta la aleatoriedad. En ese espectro, las partituras gráficas se ubican en algún punto intermedio, donde compositor e intérprete, ambos, aportan elementos creativos de manera significativa.